lunes, 11 de abril de 2016

I want it all, not nothing else.

Desde siempre me ha encantado guardar secretos, pequeños (porque para esconderlos han de ser breves) conjuntos de palabras que se atiborran en un rinconcito del alma porque no queremos que nadie los vea, los repita, los piense. Nadie. Yo me los callo, los disfruto severamente y en silencio, a la luz de la nada. Son gordos a veces o delgaditos como unas manos ligeras, brillantes como los dientes largos y bonitos de aquellas fotos. 
Besos, citas, dulces, gritos (y dulces gritos), dibujos, pieles, cabellos, reflejos, olores y texturas. Todo lo guardo y no es malo, no me atosiga. Usualmente no me persiguen, aunque si me siguen a casa se instalan en las libretas, o se quedan a dormir en mi almohada.
Ya no los sueño. Mis sueños son dulces mientras que mis secretos pican porque ellos vienen de gargantas apretadas, mis secretos pesan porque no importa cuántas veces se quieran ir, siempre terminan acampando en mis orejas. Sonrío cuando se quedan, hay veces que dicen brillar en mis ojos mientras pestañeo, pero me da miedo que se me caigan y los encuentren, así ya no valen ni tres pesos.
Quiero todos, hasta los que no son míos, quiero llenar las bolsas de mis pantalones (si tuviera) para no poder caminar, para que no me dejen moverme y me ahoguen con su peso. Porque podría dejarlos, soltarlos todos, “y digo, podría pero ¿por qué querría hacerlo?”.

miércoles, 6 de abril de 2016

Fancy.

-¿Cómo le hacemos?- Sonreíste.
- Como quieras, no importa.- Te besé despacito en el pómulo. Me abriste la puerta del coche y sonreíste cuando me observaste ahí, estática y con los cachetes rosas.
No soporto mirarte subir las escaleras, aproximarte a las ventanas, mirar cómo te contemplas en el espejo, cómo te detienes y tomas agua. Me desespero, me abrumo, sonrío, me paso las manos por la cara. Te miro de lejos, te sonrío amplio y pendejo, porque no conoces la magnitud de mis palabras, me sonríes jocoso y grandote porque no conozco qué hay adentro; tripas, hígado, la vejiga, ¿un pulmón?
-Te dedico esta canción.- Le subí mucho a tu radio, y coreaba algo soso y ñoño, porque eso le encanta escuchar a las nenas como tú. – No creas que no me acuerdo, se aproxima nuestro aniversario, nena, este año voy a llevarte flores.- No importaba si era cierto, porque no recuerdas que las fechas no son lo tuyo. Me desespero, me abrumo, sonrío, me paso las manos por la cara. Me preguntas qué me pasa ¿te digo? ¿te cuento que me tienes enloquecida? , no encuentro cara para contestarte así que en un semáforo de esos eternos, te tomo de la cara y te beso en la boca. Te dibujo despacito en los labios que eres mi favorita, que eres la más importante, jugueteamos.
–No te asustes, acá te espero.- Dices. Me reconforta que me lo recuerdes, cada que voy por ti a la escuela, los minutos se extienden insoportablemente y siento que te vas a ir con ese profesor que te gusta mucho y me entristece. Ya sé que no lo harás pero de todos modos me inquieta porque no me gusta esperarte, cuando llegas, mi alma descansa en tu cabello. Me desespero, me abrumo, sonrío, me paso las manos por la cara. La tensión crece y juntas recordamos que nos encanta la época de lluvias porque siempre nos guarecemos en tu coche. Esa noche no llueve, pero de todos modos te acompaño a tu casa, nos quitamos los pantalones y nos acostamos a escuchar tu noticiero favorito.
Tonta, te adoro y me quiero caer contigo.


https://www.youtube.com/watch?v=2xHHGC4cSkw

martes, 5 de abril de 2016

sueño.

El otro día soñé con un lago enorme, rodeado de una escenografía de árboles altísimos. Era estático, de agua templada y dulce olor a humedad, yo estaba dentro del lago, retozando en el agua. Con el cabello mojado aunque no tenía cabello, pataleando aunque no tenía piernas, flotando porque no tenía cuerpo. Y sólo tenía brazos porque siendo humo es lo único que se nos tiene permitido ver, nadaba (porque en mi sueño sabía) y era tan ligera, que mi humedad era la misma que la del agua, que el aire, que la estancia. Era como si yo fuera de todo.
Mi corta vista panorámica, veía a una hermosa chica, que se presentaba frente a nosotros con una mirada dulce, un cuerpo frondoso y bello, era absurdamente perfecta. Portadora de una piel morena y unas piernas largas, entraba al agua con un atuendo blanco, que al mojarse dejaba su cuerpo a la mirada de todos nosotros. Terminaba por estar ahí, de pie a la orilla del lago.
Cuando digo todos, es porque había más que contar, una especie de guía espiritual, asiático, viejo y gordo estaba parado junto a la chica, a punto de revelarnos la clave de algo importante. Tomó a la chica de la cintura, de pronto la miramos como si fuera el objeto más preciado sobre la tierra, ella conocía perfecto lo que pasaba por nuestras mentes, y sabiéndose insoportablemente exquisita, aceptaba que no podía negarse a compartir su templo, casi me dan ganas de llorar. El guía le besó el corazón, era un tipo repugnante, pero lo hizo con tanta ternura que todos quedamos enfermos de júbilo, con mis brazos de humo me aproximé para enredarlos a mí.
El guía iba a decirnos cómo frenar el fin del mundo, yo debía nadar al otro lado del lago para aproximarle un libro, que seguro debió ser escondite de la llave que detendría el fin. Cada palabra que decía, explicándome qué debía hacer, se apagaba en mi interior, el final ya estaba ahí, aproximándose, oprimiendo el clima, volviendo nebuloso todo. Pero este final, este majestuoso final, era callado, era uno muy pacífico. Entonces pensé que no tenía sentido frenarlo porque era un final hermoso, porque todo terminaba en el agua, con mi nocuerpo flotando cerca de esa hermosa mujer, sintiendo alegría por estar rodeada de gente grata y dulce, tan dulce.

Ahora pienso, justo ahora, que quizá frenaríamos el final porque no lo merecemos, porque no merecemos tanta quietud, tanta melancolía, tanta ausencia de caos. Nuestro final será funesto, pero conservo la esperanza de que no pese, de que sea ligero, por lo mientras, soñarlo ha sido increíblemente bello.

lunes, 4 de abril de 2016

Hoy no escribo.


Me han dicho que ya no tengo pretextos para no escribir, que el ordenador ya funciona, le han hecho una limpieza porque cada que tecleaba, amenazaba con explotar. La cosa es que yo encuentro once pretextos para no escribir esta noche:

1) Nadie le ha hecho limpieza a mi cerebro, le hace falta porque ya hemos quemado el disco duro y comienza a trabajar lento y pesado, escribe cosas que no le dicto, le falta su buena actualización.
2)Hoy fui al gimnasio, y no tienen una idea de lo cansado que es saber que, a un mes, lo único que ganamos no fue condición, ganamos un kilo y una rodilla chingada.
3)Me muero de sueño, mi mente dormita en lagos y chicas preciosas y si pierdo mi valiosísimo tiempo de sueño, me despido de la posibilidad de alargar los miles de cortometrajes mentales pseudoeróticos sin chiste.
4) La verdad es que soy un gato, y no había querido compartirlo porque es de lo más ridículo confesar que las almohadillas en mis patas ocasionan muchas faltas de ortografía.
5) Mi mamá no me da permiso. Y aunque la mayor parte de las veces es en serio cuando lo digo, también lo ocupo para deshacerme de situaciones indeseables. Váyanse enterando.
6) Ni quiero, ni me gusta, ni me complace, ni me siento satisfecha y motivada cuando lo hago, y aparte ni me sale bien.
7) La verdad es que no sé escribir, el kínder al que fui era pirata y por más letreros que hubiera por la casa con el nombre de las cosas, ni sabía qué eran las letras.
8) Tengo mucha tarea, y cuando tengo mucha, no la hago, pero me preocupo. ¿eso puede ir en mi cardex?
9)  cuando es martes en la madrugada, las palabras no me salen de los dedos.
10)Traigo losojoscerrados,lagargantaatascadalosdedosentumidoslaespaldaarrancadaelpensamientorotolosentidoshastiados. Ah, y soy hipocondriaca.
11) Estoy comiendo mango, y cuando como mango, no conozco y me embarro los dedos, y pues no, no quiero ensuciar y pegajostear las frases con jugo de frutas


¿ven? No puedo escribir hoy, voy a perder el reto.