viernes, 25 de marzo de 2016

El silencio.

Dice Wikipedia que el silencio es la ausencia total del sonido. Para mí el silencio es eso y también es que no me visites. El silencio es cuando me miras bailar y sonríes. Caminar en el sol. Subir esas escaleras. Mirar iglesias en las azoteas. Esperarte. Justo ahorita, dice mamá que es cuando no te dicen nada. Tu mano en mi cintura. Las vueltas en las cumbias. Leer en voz alta. Citar a Rocangliolo. Mirar películas que no entendemos. Leernos. Que me digas mentiras. No me mientas, Marie Claire. Quedarme sin voz. Besarte los hombros. Decirte no. Decirme no. Que me hagan llorar y revolcarme. Dolor. Ansiedad. Desayuno, comida y cena. Los interrogatorios. Discutir con los padres. El silencio es también esa falta de honestidad. Que me digas eso que te está molestando. Rezar. Yo, sin lentes. Bajarle a la radio. Que me tapes la boca. Ahogarnos de calor. Pensar mientras me baño. Leer los encabezados del “Metro”. Preparar té. Los paréntesis (con todo adentro). Los rosarios. La incomodidad. Mis celos, que son muchos y son constantes y son enormes. Pensar. Soñar que pierdo mi trabajo. Quedarle mal a la gente. Las inmensidades marítimas. Los medicamentos. Las pérdidas. La resignación. Mirar cómo bailan los que pueden. Correr en el mismo sitio. Lavar mi ropa los domingos. Tus desplantes. Saber que no vendrás. Mis frustraciones. Mirarla dormir. Mordidas. Lunares. La Luna loca y naranja. Las letras. El dolor de muelas. Los homicidios. Los cuartos rosas. Las calles anchas. Las noches calientes. Una canción de Shakira. Burlarnos de la gente. La burla ajena. La envidia. No, los chistes no, los chistes nunca. El dolor de un padre. Las procesiones. Las ventanas. Las ventanas abiertas. Dormir en sillones. Lavarme los dientes. Los reclamos. Que no me visites. Eso ya lo dijiste. Los espacios en blanco. Las expectativas. La realidad no existe. Extenderse mucho.

El punto aquí, después de tanto, es que deberías llamarme, cabrón.

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